
miércoles, 19 de noviembre de 2025


Entre los desafíos internos y las oportunidades globales de la última década, México se ha consolidado como uno de los principales actores mundiales en la producción y exportación de berries. Con exportaciones valoradas en más de USD 3.000 millones anuales, el país se ubica en los primeros lugares en la exportación global de arándanos, frambuesas, fresas y zarzamoras, con Estados Unidos y Canadá como sus principales destinos.
Industria en expansión
El sector agrofrutícola mexicano, concentrado en los estados de Michoacán, Jalisco, Baja California y Guanajuato, ha experimentado un crecimiento sostenido gracias a la combinación de inversión extranjera, transferencia tecnológica, conocimiento adquirido y el trabajo aplicado de los productores locales. Empresas multinacionales y viveros especializados han introducido variedades de alto rendimiento, mientras que los productores mexicanos han invertido en infraestructura de riego tecnificado, sistemas de invernadero y uso de macetas y sustratos para los cultivos.
De acuerdo con cifras de la Asociación Nacional de Exportadores de Berries (Aneberries), México exporta cerca del 97% de su producción, con una ventana comercial privilegiada por su cercanía al mercado estadounidense, lo que reduce tiempos logísticos y asegura fruta fresca en destino.
Desafíos que marcan el presente
No obstante, el éxito del sector enfrenta retos crecientes, como la excesiva dependencia del mercado estadounidense, al que deriva más del 80% de las exportaciones. En arándanos más del 90 % se destina a EE. UU., lo que expone al sector a políticas comerciales proteccionistas y a cambios en la demanda de los consumidores.
La escasez de mano de obra es otro de los desafíos. La creciente competencia por trabajadores estacionales encarece los costos y amenaza la continuidad de las cosechas.
Las regiones productoras como Michoacán y Jalisco enfrentan presiones por el uso intensivo de agua, lo que genera tensiones con comunidades locales y exige una transición hacia sistemas de riego más eficientes, que la única manera de lograrlo es a través de la tecnología y el mejoramiento genético de los cultivos.
En el caso de las certificaciones y trazabilidad, el mercado internacional demanda estándares cada vez más estrictos en materia de inocuidad, sustentabilidad y responsabilidad social, lo que obliga a productores medianos y pequeños a realizar fuertes inversiones.
Oportunidades en el escenario actual
Al mismo tiempo, el contexto global abre nuevas posibilidades para la industria mexicana, como la obligatoria diversificación de mercados, buscando destinos en Asia y Medio Oriente ante la creciente demanda de frutas frescas de alta calidad. Japón, Emiratos Árabes Unidos y China son mercados donde México comienza a ganar terreno.
En el caso del valor agregado y procesamiento de los productos, el desarrollo de líneas de congelados (IQF), jugos y productos nutracéuticos permitiría disminuir la dependencia de la exportación en fresco.
En el caso de la innovación genética, las alianzas con viveros internacionales, como Driscoll’s, Fall Creek y Planasa han permitido el desarrollo de variedades adaptadas a condiciones locales, con mayor vida de anaquel y resistencia a plagas.
En lo que corresponde a la marca o imagen país, el reconocimiento internacional de los berries mexicanos como productos de calidad premium fortalece la marca México en el ámbito agroalimentario.
Proyección de largo plazo
Los analistas proyectan que, de mantenerse las tendencias de consumo en Estados Unidos y Asia, México podría incrementar sus exportaciones de berries en un 20% hacia 2030. Sin embargo, advierten que la sostenibilidad ambiental y social será determinante para asegurar el futuro del sector.
“México tiene la ventaja competitiva de la cercanía geográfica, pero debe acompañarla de innovación, diversificación y sustentabilidad. Solo así garantizará que su liderazgo sea duradero”, apunta un informe de Rabobank RaboResearch sobre el sector de frutas frescas.
Berries o Frutillas