
viernes, 7 de noviembre de 2025


La decisión de de imponer un arancel del 17.09% al tomate rojo mexicano ha encendido las alertas en uno de los valles agrícolas más importantes del país: San Quintín, en Baja California. Esta región produce el 80% de su tomate para exportación, especialmente hacia Estados Unidos.
Con 829 hectáreas sembradas en la Zona Costa durante el ciclo agrícola Primavera-Verano, de las cuales 561 pertenecen a San Quintín, la medida arancelaria golpea el corazón económico de miles de jornaleros, empresas productoras y familias que dependen del campo.
Empresas como Rancho Los Pinos y Baja Plants han invertido en tecnologías avanzadas de fertirrigación y agricultura protegida como malla sombra e invernaderos, con el objetivo de mantener estándares internacionales de calidad. Pero el nuevo arancel pone en riesgo la rentabilidad del modelo exportador.
Actualmente, el 68% de las hectáreas en producción en San Quintín están bajo agricultura protegida: 423 hectáreas en invernaderos y malla sombra. Este tipo de cultivo ha sido clave para garantizar producción estable y resistente al cambio climático, pero su costo de operación es alto.
El arancel de Trump podría hacer que el tomate mexicano pierda competitividad frente a productores de Florida o California, quienes no enfrentan el mismo tipo de impuesto en su propio mercado.
En 2024, el Distrito de Desarrollo Rural 001, Zona Costa, reportó una producción total de 95 mil toneladas de tomate, con una derrama económica de 1 mil 839 millones de pesos.
El 80% de esa cifra tiene destino estadounidense, mientras que el 20% restante se comercializa en mercados nacionales como Ciudad de México, Jalisco y Nuevo León. Con el nuevo arancel, los márgenes de ganancia de los exportadores se reducen drásticamente, lo que podría traducirse en despidos, caída de producción y cierre de operaciones.
El golpe no es solo económico. San Quintín emplea a miles de trabajadores agrícolas, muchos de ellos migrantes internos, indígenas y mujeres que trabajan en condiciones difíciles. Un freno en la exportación podría significar desempleo masivo, reducción de ingresos y mayor vulnerabilidad social.
La cadena de valor agrícola incluye transportistas, empacadores, técnicos agrícolas, distribuidores y comerciantes. Todos están expuestos al efecto dominó de esta medida comercial unilateral.
El tomate ya ha sido protagonista de múltiples disputas comerciales entre México y Estados Unidos. Sin embargo, esta nueva imposición llega en un contexto donde el nacionalismo económico vuelve a dominar la política comercial estadounidense.
Para los productores de San Quintín, la historia se repite, pero ahora bajo condiciones más adversas: mayores costos, más competencia internacional y un mercado que se cierra poco a poco.
Tomate